Soy un humano que con su dedo índice de la mano derecha (soy diestro) ha acariciado la nariz de un león, y con todos los dedos de la misma mano, el cuerno de un rinoceronte. Ambos vivos, aunque contenidos por contenedores de fabricación humana, claro.
Son anécdotas impactantes en su momento. Quedan en la memoria sin olvidar, ni recordar. Hasta que por cualquier simple comentario, te las hace recordar. (Recuerdo ambas experiencias, como si hubiesen ocurrido esta misma mañana). Así es nuestra mente, supongo. Y ella es la que me ha indicado que publique esta entrada, pues pocos humanos habrán experimentado tal maravillosa experiencia.
Continuará... Si, entiendo he de ilustrar mis afirmaciones, aunque solo pueda hacerlo mediante una visión mental.
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