Portada. Bienvenido cualquier visitante de buen corazón, y sano pensamiento. Los demás sobran.

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PORTADA. Contemplar esta imagen quita el polvo de la mente generado al pensar, y además la resetea, abrillanta el cerebro, y elimina todo lo inmundo que se acumula en el intelecto. (Bueno, al menos a un cincuenta ¿y pico? por ciento de la humanidad). Bienvenid@ cualquier visitante de buen corazón, alma pura y sano pensamiento. Los demás sobran.

martes, 23 de julio de 2019

Vida, llama, vela...

… cual vela, o cuales velas, las palabras nos permiten viajar.

Ellas nos muestran rutas y con ellas trazamos senderos hacia lares quasiposibles ( = ¿casi posibles o casi imposibles?).

Bueno pasando del tema, retomando el título de la entrada:
Desde hace mucho tiempo atrás, algo que he expuesto en alguna tertulia que otra (en pocas ocasiones, puesto que encontrar elemento o elementos y además contexto donde indicarlo, es de ocurrencia muy poco frecuente), ha sido intentar mostrar como idea visuomental la vida como una llama que se transmite de una vela a otra y cada una de esas velas somos cada uno de los humanos y demás seres vivos -valga la redundancia..., y aprovechando el inciso, si, todos los seres vivos, incluidas las bacterias y seres menores que podamos desconocer- que mantenemos viva la llama de la vida. Así, la llama que cada uno de nosotros llevamos mientras estamos vivos, es una llama que nos ha llegado, transmitiéndose vela tras vela, desde el inicio de la vida. Si, desde las amebas y más atrás.
Con esto tal vez alguien llegue a entender cuanto lamento -y jodidamente siento- la extinción de cualquier llama (vida, p' alos que no hayan pillao el punto).
La vela es lo que mantiene la llama, al igual que el cirio. ¿Qué más da ser vela o cirio si ambos mantienen la llama?, ¿o la antorcha?.

C-¿Me vende usted un mechero?.
V-¿De piedra o piezoeléctrico?.
C-El que usted quiera y si no tiene ninguno de ellos, véndame unas cerillas.
V-¿Y para que quiere usted unas cerillas vendadas?.

Con las palabras podemos viajar.
Con las palabras nuestra mente puede viajar.
Con las palabras nuestra mente puede traspasar fronteras, fronteras que no sabíamos -no teníamos ni puta idea de que estaban ahí-.

Si se ha leído hasta aquí, durante este breve paseo por las nubes, me "huele" a que alguna llama ha acabado apagándose.

No sé, ¿sigo o no sigo?...