(tilín, tilín -es la campanilla de la puerta para indicar que entra alguien-).
-Buuueeenas...
-Buenas.
-Hoooolaaaa.
-Hola. Dejese de tonterias y digame que quiere.
-Que me suelte un tartazo.
-Huy, enseguida ahora voy...
-Ey, no, no, he dicho tartazo, no tortazo.
-Ay, ay, ay, venga dejese de tonterias y si no quiere comprar nada, salga de mi pastelería.
-Es usted un tonto tontaina tonto.
El pastelero, enojado por ello, coje la primera tarta que tiene a mano y se la aplasta en la cara.
El "intruso" mientras sale del local, relamiéndose los restos del pastel que le ha caido encima, añade:
-Ve como es usted tonto.
El pastelero continuando con su enfado, le lanza otra tarta, la cual el visitante, la caza al vuelo, llevándosela hasta en su bandeja, mientras se jacta:
-Buuuueeeno, redondo, ya tengo para el postre. Mañana vuelvo.
El pastelero ofuscado queda hablándose para si:
-Si, si, vuelve, vuelve mañana que te voy a preparar una buena tarta de nata y crema, rellena de adoquines, cacho cabr...
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