(Cuanto daño hacen). Testimonio real, propio.
Estoy placidamente sentado, en uno de los aposentos que por su diseño y construcción dispone la fachada del bar, o sea con interacción fisica directa con los transeuntes del momento, cuando un conocido (para mi también amigo), al pasar junto a mi, nos saludamos dándonos la mano, mientras el como cordialmente corresponde, me consultó:
-Buenos días, ¿cómo estás?.
A lo que le respondí:
-Bien, hasta ahora.
Intentó seguir el paso que llevaba, pero no le solte la mano y lo retuve. Como persona bastante inteligente considero es, rapidamente, entendió que había algo más en mi respuesta e instantaneamente exclamó:
-Serás cab..., (afirmando) me dices que estabas bien hasta que me has saludado y tras ello estás peor.
Siguió su camino que fue entrar en el mismo bar, por lo que le seguí y le expuse:
-Hay que ver lo que son los prejuicios. Iba a decirte que despues de saludarte estoy mejor.
A lo que el me contestó:
-Si, si, ahora trata de arreglarlo. Pulmonia*.
PD: Dedicado a mi muy estimado y querido Don Pedro. (A mis congéneres conocidos que se han ganado mi empatía y cariño, me gusta mucho llamarles Don -¿o acaso no lo es compartir la existencia con personas así?-). Ni existe y calculo existirá ningún problema de enemistad por ello, más bien al contrario. Somos valencianos.
* "Pulmonía" es un sustantivo que el usa para dirigirse a ti cuando le contradices. Un placer escucharselo porque ello significa que le has metido un gol (humor valenciano, bueno y demás lares...).
Y Ahora, una mujer guapa a la que parece, podemos saludar:
-Ondia, Pedro, me parece que hemos "pinchao", da la impresión que no quiere oirnos. Igual es que nos conoce.
[Otro día intento otra cosa] (aunque no se que otro día ni que otra cosa).
No hay comentarios:
Publicar un comentario