Un señor, un tanto "perjudicado", sube al autobús.
-¿Me da (hip) un billete?.
El conductor (AU), se lo vende. El ya viajante se adentra en el vehículo y al pasar junto a una señora sentada en uno de los aposentos destinados a tal fin, le comenta:
-Tal como va, acabará en el infierno.
A lo que el nuevo pasajero exclama: ¡Cachis la mar! ¡Ya me he vuelto a confundir de autobús!.
Moraleja: Si bebes, da igual que conduzcas o no. Acabarás con resaca.
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