Portada. Bienvenido cualquier visitante de buen corazón, y sano pensamiento. Los demás sobran.

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PORTADA. Contemplar esta imagen quita el polvo de la mente generado al pensar, y además la resetea, abrillanta el cerebro, y elimina todo lo inmundo que se acumula en el intelecto. (Bueno, al menos a un cincuenta ¿y pico? por ciento de la humanidad). Bienvenid@ cualquier visitante de buen corazón, alma pura y sano pensamiento. Los demás sobran.

lunes, 17 de octubre de 2022

Si seguimos con inquisidores, no llegaremos a nada -parte 1-.

  El título responde a mi reflexión respecto al entorno en el que se encuentran los filósofos. Al menos yo, aunque sea por autodidactismo, por lo que me considero solo aprendiz.

 Desde que tengo uso de razón..., bueno un poco más tarde.

  Considero que la chispa que prendió en mi el interés por el saber, me devino entorno a los 9-10 años cuando me encontré llorando y pataleando en el suelo por no recuerdo cual causa, aunque si que estuvo relacionada con una prohibición de mi madre (QDEP).

 Ello, mientras lloraba, mi mente me decía, o me dijo, ¿de qué te sirve llorar, acaso va a hacer que las cosas cambien y soluciones el problema?, mi auto respuesta obviamente fue un no drástico y rotundo. A partir de ese momento me planteé no llorar más.

 Y así fue, deje de llorar. Hubo una temporalidad en la que observé que no podía llorar. Sin embargo con el tiempo conseguí llegar a llorar, si bien siempre ha sido por cuestión emocional, de desahogo, no racional, por lo que he llegado a la conclusión de que me cuesta llorar por cualquier cuestión lógica. No por la emocional.

 Ya citada, mi madre, tanto como a mi padre, ante finado a ella, nunca he dejado de amarles y quererles -hubieron épocas o epoquillas en las que los veía como si fueran enemigos míos o inactivos frente al futuro. Cuando simplemente eran conscientes de su impotencia y hacían lo que podían, como yo ahora ante el estado del mundo en el futuro, usando la empatía absoluta con mi hija; tanto ecológico como de civismo en el futuro de éste, en el que yo ya estaré con las estrellas, pero ella y si se da sus/mis descendientes (=transmisión de la llama de la vida), si lo estarán-; el no haberlo hecho mejor y no peor. Pero eso supongo que si ella aún no lo entiende y sabe, acabará comprendiéndolo, entendiendo y sabiendo.

 Hay que ver como me enrollo con nada en los prefacios.

 A lo que vamos, el título de la entrada.


 En la época de la inquisición eran los religiosos los que negaban a los científicos. Hoy son los científicos quienes niegan a los filósofos.


JT

PD: Por falta de pruebas -en o de laboratorio-. Allá ellos con su inmenso conocimiento pero también, más o menos inmensa, carencia de saber.

PD2: Ha resultado más textualmente extenso el prólogo que la entrada ¿je?, ¿por qué habrá sido?.


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